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Hace medio siglo la URSS botó su primer crucero de misiles balísticos submarino


Se han cumplido 50 años desde que los ingenieros militares soviéticos superaron por primera vez el potencial de combate de los mejores buques sumergibles de que disponía EE.UU.



Un día como este hace 50 años la URSS botó su primer crucero de misiles submarino. El K-137 Léninets del proyecto 667A salió al mar con los misiles balísticos nucleares de una nueva versión colocándose a la cabeza de dos docenas de sumergibles de esta misma clase, Navaga, y una serie de proyectos derivados.
Para aquel momento la Marina de EE.UU. ya contaba con el submarino estratégico George Washington (la primera nave sumergible con misiles balísticos del mundo) y cuatro más, que siguieron sus pasos. Además, ya surcaban los océanos los cinco submarinos de clase Ethan Allen. De esta manera, la construcción del Léninets era una respuesta al creciente poderío nuclear del país norteamericano.

Clave de la tríada

La Armada soviética cedía dramáticamente ante la flota submarina estadounidense. Iba a emprender un gigante acelerón hacia la paridad de capacidades balísticas en el mar con la de EE.UU., del que el Léninets sería solo el primer paso. No era suficiente diseñar unos análogos de lo que tenía EE.UU.: se trataba de crear una nueva generación de submarinos, núcleo de la componente naval de la tríada nuclear soviética.
Los estrategas esperaban que, en caso de una guerra nuclear, fueran precisamente los submarinos con misiles balísticos el medio menos vulnerable a los contraataques para administrar las cargas nucleares a costas del enemigo. Los sumergibles de propulsión nuclear, bastante silenciosos, estaban destinados a cumplir con esta misión pasando inadvertidos para la defensa costera. 

Difícil decisión

El proyectista jefe fue Abram Kassatsier, un ingeniero con experiencia de supervisión de la construcción náutica en los astilleros de Alemania e Italia. Primero quería aplicar al proyecto 667 la lanzadera rotatoria que había recibido la primera generación de submarinos de propulsión nuclear, pero abandonó aquella idea después de varios años de trabajo.
Su equipo optó por los silos verticales, algo que lo obligó prácticamente a reiniciar el proyecto, hasta que a su designación clasificada se sumó desde ese momento la letra 'A': 667A. Finalmente, el sumergible adquirió una mejor maniobrabilidad, una autonomía de navegación de hasta 90 días y una capacidad de supervivencia elevada incluso con los reactores dañados, debido a un generador diésel adicional.

El servicio

El crucero podía portar 16 torpedos, incluidos dos con cabezas nucleares, y también 16 novedosos misiles balísticos con un alcance que oscilaba entre 2.500 y 3.000 kilómetros.
Se desconoce qué querían decir exactamente los expertos de la OTAN, pero apodaron 'Yankee' (como si fuera estadounidense) a toda la familia de submarinos inaugurada con la botadura del K-137.
23 de los 24 cruceros de esta clase cumplieron su servicio exitosamente entre la década de 1970 y la de 1990. Solo uno —el K-219— se hundió en 1986 cerca de las Islas Bermudas a causa de la detonación de una ojiva y los posteriores percances, salvándose con vida casi toda la tripulación.

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